miércoles, 13 de mayo de 2009

XV


Fueron días de curiosidad y de varias visitas al desconocido aventurero.

Digo desconocido porque realmente nunca llegue a poder leer en sus miradas inquietantes, en sus escuetas sonrisas y jamás me mostró la dulzura que solo sentí la primera vez que hable con el.

El hermano Odric se incorporo al monasterio como uno mas, pero seguido de su halo de conocimiento rápidamente se encaramo o fue propuesto, no lo se ciertamente, al “titulo” de maestro.

Nosotros los pobres frailecillos no teníamos la menor idea de lo que le había traído a nuestras puertas y a mi particularmente me corroía la curiosidad. (Perdonadme Señor).

Así fue como empezaron mis clases sobre las muchas y varias lenguas.

El Maestro Odric me enseño que entre los pergaminos, legajos y Codex de la biblioteca siempre había algo interesante y hermoso de conocer.

Su forma de explicar, de enseñar, de pronunciar sus discursos todavía despertó mas en mi el ansia de aprender, indagar, revolver e incluso “incautar” ciertas obras que me llamaban la atención y curiosidad.

Así fué como Marcelus empezó a tener una voraz hambre de lectura y una perspicaz e irónica forma de conseguir sus propósitos.


(continuara…….)

miércoles, 8 de abril de 2009

XIV.


Así fue la llegada a las posesiones de Alet del “misterioso” Otric.

Paso varios días recuperándose del duro viaje, solo hablaba con Olegario, y seguía con esa mirada dura, seca y profunda.

De todas formas no había forma de entenderse con el, o eso creía yo, lo que me llevo al error de comentarle a Fulberto que habría que enseñarle nuestra lengua.

El prior me miro con esa mirada que solo un padre pone sobre sus hijos, me tomo por los hombros y fijamente mirándome y sonriendo me dijo…..

Marcelus, eres joven, despierto, curioso, y a veces impertinente.
Este hombre al que hemos acogido como nuestra regla nos obliga, dándole atención en sus heridas y saciando su hambre es alguien a quien nosotros poco podemos enseñar en las lenguas habladas y las no habladas.

Este monje es el reconocido teólogo Otric de Suavia. Doctor en lenguas antiguas y un versado orador.

Nosotros solo debemos recuperarle para que el nos enseñe y nos pueda explicar que ha sucedido en su largo viaje y porque buscaba nuestro monasterio.

En mi mente empezaron a sucederse un enjambre de imágenes y empecé a acumular una cantidad enorme de preguntas, su anillo, su idioma, su categoría reconocida, el misterio de su huida. Todo daba vueltas en mi cabeza.

Esa fue la peor de mis pesadillas, la curiosidad.

Durante los días que estuvo en la botica recuperándose, yo hacia lo posible para llevarle las vituallas e intentar hablar con tan distinguido personaje, pero mis esfuerzos solo encontraban esa mirada.

Me miraba a los ojos intensamente, luego miraba su anillo y lo cubría con la mano.

Una mañana al llevarle el desayuno no pude mas……..

-Hermano, perdonadme por mi falta de respeto el día de la llegada a esta vuestra casa, el temor y el desconcierto me llevaron a cometer el pecado de la curiosidad, no debí intentar tocar vuestra sortija-

Ante mis palabras Otric levanto la cabeza y sonriendo (la primera vez que sucedía y no seria la ultima), me dijo….

-Hermano, no conozco vuestro nombre, pero se que la curiosidad no es pecado, solo una persona que necesita saciar su saber puede llegar a cometer estas pequeñas faltas.

No debisteis intentar tocar “la señal”, pues de ella dependen muchos temas importantes y a su debido momento sabrás de qué te hablo-

Mi primera impresión fue de sorpresa, hablaba mi lengua perfectamente, deduje que el cansancio y la fiebre de sus heridas le hacían delirar y cuando llegó habló en su lengua materna, después me sorprendió la amabilidad con la que me respondió y aunque su mirada seguía siendo dura y fría tuve la sensación de bienestar ante su presencia.

Rápidamente me presente…

Hermano, mi nombre es Marcelus, para serviros a vos y al Señor.


(continuara.......)

martes, 7 de abril de 2009

XIII


Arzt……

Es ist kalt

Wo soll ich entlang?

Alet, ist es weit weg?

Olegario el boticario abrió los ojos desmedidamente al oír las palabras de los labios del misterioso visitante.

Miró al prior y salió corriendo de la botica.

Quede quieto, atento, temeroso pero a la vez curioso.
El anillo, sus palabras, todo era misterioso…..

El boticario llego con un tazón humeante de caldo que debía de haber tomado de la cocina, lo acerco a los labios del enfermo y le obligo a beber sorbo a sorbo, despacio.

Al sentir el cálido liquido surcar por su garganta abrió los ojos, esos ojos que me daban pánico por su intensidad, por su oscuridad.

Miro de un lado a otro e identifico a Olegario como responsable de su mejoría.

Vielen Dank, ich fühle mich besser.

Ante mi asombro Olegario le respondió…

-No hay por que darlas….-

En ese momento Fulberto interrogo al boticario con la mirada, y este obedientemente nos informo que la lengua que hablaba el visitante era muy parecida a la que el hablaba en su tierra.


(continuara....)

lunes, 6 de abril de 2009

XII

Algo me llamo la atención, sobre la mano enguantada izquierda del “caballero” relucía algo, con los destellos de los relámpagos no lo podía distinguir.

Me acerque un poco mas, y tomando la mano del visitante fije mi vista en un antiguo anillo, parecía de oro y tenia unas inscripciones que realmente no distinguía.

Mi curiosidad pudo conmigo y al intentar tocarlo de pronto sentí una garra que me tenia asido fuertemente por la muñeca como si un resorte secreto hubiese animado al jinete. Sentí su mirada intensa, casi dolorosa, retrocedí temeroso de esos ojos, de esa furia contenida y me adelante para acercarme a Fulberto en busca de su protección.

Cruzamos “la puerta” y cabizbajo seguía la estela de los pasos de mi padre espiritual, nos dirigíamos a las caballerizas, justo en frente de la botica donde ya esperaba el hermano boticario para poder hacer las primeras curas al visitante.

No se me ocurrió mirar atrás, esa mirada quedo grabada a fuego en mi mente..

¿Era odio?

¿Era temor?

Yo solo sentí miedo, mucho miedo………….un escalofrió recorrió mi espalda que me dejo temblando de arriba a bajo.

(continuara........)

jueves, 12 de marzo de 2009

XI

Un pequeño esbozo de como era Alet.

miércoles, 11 de marzo de 2009

X

Una cara entumecida por el intenso frío y demacrada por el cansancio, emergía de entre el infesto ropaje.......

Un rostro que reflejaba sufrimiento, horror, desazón...., unos ojos que pedían clemencia y que entre los reflejos de la tormenta suplicaban compasión.

Así es como llego mi mentor en la lengua de los clásicos, así arribó a la puerta Sur....Otric.

Fulberto dio la orden oportuna y rápida para la apertura de la puerta "maldita".

Temerosos descorrimos los varios cerrojos y cancelas y la desatrancamos.

No se si fue una señal, pero en el preciso momento en que retirábamos el ultima cancela herrumbrosa y procedíamos a mover las hojas de la puerta, retumbo en el cielo oscuro, un horrendo trueno seguido del mayor relámpago que mis ojos hayan visto....

Jamas me he vuelto a santiguar tantas veces y tan rápidamente. (El Señor sea clemente conmigo)

Junto a Eulalio nos acercamos sigilosamente al recién llegado....con terror, observando a un lado y al otro, temiendo una emboscada.
Tomamos las riendas del animal y nos dirigimos a la entrada de la Abadía procurando no derribar al alto jinete.

(continuara..........)

IX

Esta es la imagen de lo que queda de mi antigua morada.... Alet.

martes, 10 de marzo de 2009

VIII

La Puerta Sur………

Enigmática puerta, razón de rumores y leyendas….
La puerta que siempre permanecía cerrada y que jamás abría sus hojas a nadie.

Quizás fuese por el temor a la invasión de los musulmanes que por aquel entonces asolaban los Reinos y Condados del sur.

Estaba grabada en nuestra memoria la incursión musulmana allá por el año 717…

Fueron 25 años de fuego y destrucción, muertes y esclavaje, saqueo y rapiña….
Todo quedo arrasado hasta que Martel y sus hombres lograron detenerles y devolverles detrás de las montañas.

Quizás por ese motivo la Abadía de Alet era un conjunto arquitectónico muy peculiar, parecía mas una fortaleza que no un lugar de estudio, meditación y reposo.


Allá frente a la “maldita” puerta, sobre un jumento había alguien…. un bulto de figura humana, cubierto de harapos recostado sobre la crin del animal…

Fulberto identifico el atuendo de esa figura, parecía un monje, sus manos se crispaban sobre las bridas y sus piernas colgaban fuera de los estribos………

(continuara.......)

jueves, 5 de marzo de 2009

VII







VI

Los días son interminables en Alet, entre las tareas cotidianas, los rezos y otras actividades yo prosigo mi formación, cada vez adquiero más soltura en la lectura y escritura y estoy adentrándome al aprendizaje del idioma de los clásicos…el griego.
Todo gracias a un nuevo monje llegado de más allá de las montañas, se llama Otric, un personaje muy especial, no llegue a saber nunca de quien o de que huía…….

Recuerdo una noche oscura del mes de Febrero, una intensa cortina de agua estaba asolando el Monasterio, estábamos recogidos en el comedor, cenando y escuchando a Adalberto como leía las escrituras. De pronto aparece un muchacho de las cocinas, alarmado, con la cara blanca como la nieve……

¡Padre, padre¡¡¡¡… reclama la atención del Abad

Balbucea….fuuuera, fuuuera en la puuuerta hay…….hay alguien!!!!

Su cara de pánico reflejaba el fuego del hogar del comedor.

Recuerdo la cara de preocupación del Abad, nos dirigió una mirada a Edelgardo, Eulalio y a mí, la mirada nos indicaba que le acompañásemos….

Lentamente cariacontecidos nos levantamos los indicados arrastrando los pies por el suelo en señal de la desgana que nos producía tal encargo, de pronto Fulberto (el Abad) nos fulmina con una severa mirada de arriba a bajo, no son necesarias las palabras, enrojecidos de vergüenza agachamos las cabezas, nos colocamos el manto nos cubrimos la tonsura con las capuchas y salimos al frío de la noche.

Nos adentramos en la oscuridad del claustro buscando una de las puertas que lleva al acceso sur del Monasterio, tenemos que cruzar los huertos, no llevamos antorchas, ninguna iluminación nos acompaña, solo de vez en cuando un desgarrador relámpago ilumina nuestros pasos a través de las verduras siguiendo los pasos del Abad Fulberto, de pronto frente a nosotros se eleva la puerta sur.

(continuara...........)

jueves, 26 de febrero de 2009

V


LOS COPISTAS.....

Voy a explicaros un poco lo que hacían mis compañeros copistas en el Scriptorium.

Ellos sobre todo se dedicaban a copiar mandados de los nobles, ya sea Liturgia o bien otros menesteres que aun no tengo muy claro, (siempre había algún pergamino raro que a mí no me dejaban ver), y eso enervaba mas mi curiosidad, en mas de una ocasión me habían pillado por ahí, fisgoneando, y Fray Edelgardo, que ya se había adjudicado la labor de aleccionarme en la vida, me daba impresionantes coscorrones y tirones de orejas.

Pero bueno, dejemos eso.

Después de que los copistas terminaran con su labor (un buen copista podía hacer entre tres y cuatro libros al año), entraban a terminar los encargos los Iluminadores. (Esos si que sabían lo que son los colores y técnicas). Ellos con el tiempo me explicaron algunos de sus secretos que mas adelante me servirían para salvar el pellejo.

Os explicaré algunos detalles de como trabajábamos:

PREFERENCIAS. Los copistas preferíamos trabajar con pergamino en lugar de con papel. Y es que este primero era mucho más fuerte y resistente. En cambio, el papel, a pesar de resultar mucho más barato y ligero, estaba peor considerado.

PLUMAS. Todos los códices se escribían a mano. Para ello se utilizábamos plumas que podían ser de caña o de ave. Las mejores plumas se sacaban de las cinco o seis más exteriores de las alas de un ganso o un cisne.

TINTA. Existían dos fórmulas muy extendidas de fabricar tinta a partir de dos procesos diferentes. La primera se obtenía con carbón de leña y se usaba ya en la Antigüedad. Mientras, la segunda se conseguía con la mezcla de un metal -que solía ser el hierro- con una goma, que hacía de coagulante. El color negro era el resultado de una reacción química.

Como podréis observar, un poco remilgados si lo éramos, pero eso me sirvió de mucho.

Gracias a ellos no sucumbí entre los conflictos del palacio del Papa. Si ya sé que parece mentira, pero ahí llegué camino de mi lugar de destino siguiendo órdenes de mi padre. Y la verdad, entre gente sin escrúpulos o aprendes o te eliminan, y como podéis ver sigo vivo aquí en vuestra "Epoca".

Por lo tanto debo de reconocer lo mucho que me impresionaron, los frailes del Monasterio de Alet, si eran algo fuera de lo normal.

(continuara........)

IV

......................válgame Dios, un viaje.

La Lombardia seria mi destino, era el año 955 de nuestro Señor. Acababa de subir al trono pontificio el Papa Juan XII (Llamado el nieto de la prostituta).

Mi curiosidad me llevó a preguntarle a Edelgardo que era una prostituta.

Nunca he visto a un fraile ponerse tan colorado, era un hombre viejo y debía de conocer estos temas pues había ingresado en Alet ya de mayor. (Solo muchos años después supe su historia,- fue un soldado desertor). El solo me contestaba a mi pregunta con evasivas y me comentaba las cartas del Obispo Luitprand de Cremonne, decían que el Papa era un corrupto.

La historia ha demostrado que fue algo mucho peor - un asesino -.

En que lío me iba ha meter mi padre, que tenia yo que hacer tan cerca de los Estados Pontificios, donde todo era luchas por el poder. Eso no lo supe hasta pasados otros 3 años.

Yo seguía mis estudios en el monasterio, pasando meses y meses, perfeccionando la lectura y escritura en el escriptorium, aplicándome con gran esmero ha conseguir una caligrafía que se leyera y comprendiera.

Os explicaré que unas de las tareas que se efectuaban en el escriptorium era la copistería, había frailes que se dedicaban a la historiográfica, escribían la historia del Monasterio, eso me gustó y empezó a germinar en mí una curiosidad en saber más.

Pero seguía teniendo un problema, la oración, pasábamos mas de 7 horas al día rezando y 3 o 4 a la Lectio Divina o sea leer las Escrituras.

Esto me causaba desazón no sabia si estaría preparado, pero lo que más me impacto y no lo asumía, es que los frailes eran seres normales.

(continuara......)

III

Carcassone, pocos, pero gratos e intensos recuerdos tengo de ella.
Sus callejas, los altos muros, sus imponentes torres de defensa en aquella época todo era nuevo para mí.
El poco tiempo que pasé en la fortaleza todo era majestuoso, pero quizás no me di cuenta de ello hasta que en Alet, Edelgardo me habló de su historia, de sus Grandes Señores y gallardos Caballeros, de los Visigodos de la Leyenda de la Dame Carcas y demás maravillas. (Quizás algún día os hable de la Leyenda).
En aquellos tiempos pertenecíamos a una clase de gente con ímpetu y resolución que defendíamos a los nuestros con ingenio y arrogancia, yo quería ser Caballero y fantaseaba por el palacio del Obispo luchando con otros mocosos de mi edad, pero aquello duró poco.

En Alet el bibliotecario me instruía y regañaba a menudo, yo siempre quería jugar y la atención la tenia en cualquier lugar, pero la suerte me fue esquiva de nuevo.........

La segunda misiva que recibí fue al poco tiempo de la muerte de mi hermana, mi Padre el Conde Arnau, me tenia preparada una nueva sorpresa, debía de acelerar mi instrucción en la lectura y escritura, debido a alianzas entre familias en los próximos 3 ó 4 años tendría que hacer un viaje. (De ese viaje que mas adelante os contaré recibí el nombre de Maelius de Bergamo).

Válgame Dios, un viaje.

(continuara.......)

miércoles, 25 de febrero de 2009

II

Mis primeros años en el monasterio fueron lo que se dice monótonos, orar, estudiar, estudiar y orar.

Pronto me di cuenta que mis padres me habían olvidado, creo que en los 10 primeros años que estuve en Alet, solo recibí dos misivas. Una me anunciaba la muerte de mi hermana Arsenda a la edad de 10 años, los sanadores dijeron que de unas fiebres, pero dejemos eso, me trae malos recuerdos.

Recuerdo los ratos de oración en las matines, hacia mucho frío y yo me dedicaba a corretear entre las columnatas de la Abadía, no lograba concentrarme en el rezo.

En mas de una ocasión fui reprendido por los frailes


-Marcelus esta es la casa de Dios, no es un salón de Justas-, pero......

¡¡¡como un crío de 9 años puede estar parado orando durante varias horas con un frío del diablo¡¡¡.

Pero también aprendí a leer y escribir, que no es poco, eran pocos los monjes que sabían leer (Aun que se diga que eran instruidos), muchos de los copistas que teníamos en la Abadía solo se limitaban a eso, copiar, ni si quiera sabían lo que copiaban, aunque realizaban cosas maravillosas.

Yo tuve suerte, Edelgardo, el bibliotecario, me tomó bajo su protección.

El me hablaba de sus viajes y visitas a ciudades, yo le comente que había vivido el Carcassone.

(continuara.....)

I

Estimados amigos, os contaré mi historia, de como vine a este mundo de como he pasado por muchas visicitudes y que al llegar aquí he conseguido la paz deseada.

Para vosotros siempre seré Maelius, pero yo nací con otro nombre..........

Tuve la suerte o desgracia de nacer en un hogar pudiente, rodeado de las comodidades de una pequeña "Corte", pero me equivoqué en la fecha.


Mi hermano mayor Ramón contaba con 11 años cuando vi la luz, Amalio Simplicio tenia 9, García 7, Roger 6, Odón, 4 y la pequeña Arsenda 2. Como veis soy el último hijo de 7 hermanos.

Mi padre Arnau I de Comenge, mi madre Arsenda de Carcassona, Condes los dos pero con demasiada descendencia viva como para que a mi me tocara algo en el reparto de territorios, por lo que decidieron de enviarme con un pariente, el Obispo de Carcassone.


Tenia 5 años ya tenia la vida solucionada, fraile, el Monasterio donde me enviaron,- porque el pariente solo me retuvo un poco tiempo-, repito me enviaron, no es que yo quisiera ir era el de Alet.

Perdón, ni si quiera me he presentado.........., mi nombre es Marcelus de Comenge o mejor dicho y preferido por mi, Fray Maelius de Bergamo, nacido en la primavera del año 941 del señor en la ciudad de Carcassone.


(continuara.......)